¿De quién es la cultura?

Para el diccionario de la RAE cultura es el "conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico". Fijémonos que acertadamente no se para en quién debe de regular ese juicio, ni siquiera si el que genera esos conocimientos es un intelectual, un obrero o un cantante pop. A este transparente preámbulo le sigue "conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc". Bien, ya tenemos el marco, el contenido y los protagonistas, conozcamos a varios de ellos.

Juan, Isabel y Ana rondan los 25 años, mientras uno acabó la universidad (da igual quién de ellos) otro no llegó a entrar y el tercero optó por una formación profesional. A los tres les une dos cosas: su pasión por la cultura y por formar parte de una generación que madura al mismo tiempo que internet.

Juan es poeta. Hace dos años abrió una página donde además de sus opiniones cuelga en pdf toda su obra, la regala, los derechos de autor de momento le traen al fresco, entiende que es preferible eso a que sus poemas mueran en algún cajón. Ya posee una pequeña legión de lectores que le leen y animan. Isabel devora libros, películas y discos, es la espectadora perfecta, culta, interesada por todo, te haría una digna crítica sin despeinarse. Desde que se hipotecó y con su sueldo de mileurista apenas puede permitirse comprar nada, internet se ha convertido en la ventana del conocimiento y bálsamo de sus aficiones.

Por su parte Ana forma parte de un grupo de música que comienza. Saben de sobra quien maneja la SGAE y a quién representa. Como son jóvenes pero no imbéciles deciden sumarse a las licencias de Creative Commons y a los millones de músicos que ya lo hacen.

Los tres quieren tener y desarrollar un juicio crítico, los tres leyeron el manifiesto de artistas e intelectuales a favor del canon, los tres sienten, porque lo viven en sus carnes, que la vieja forma de gestionar la cultura agoniza. Los tres ven una vez más cómo los políticos les arrinconan y engañan.

Durante los próximos años asistiremos, caiga quién caiga, al emerger de los ciudadanos como creadores de contenidos y cultura. El debate no ha hecho sino comenzar y pretender hacer aún mas restrictivo el acceso a ella sólo demuestra el miedo del moribundo en sus últimos estertores.