La comedia

Los candidatos a presidente pasaron de un debate en internet. Mejor, no habrían aportado nada nuevo, solo más decepción. La comedia quizás nunca tuvo peores cómicos y seguro que nunca fueron mejor pagados. Desde la pareja protagonista, PSOE-PP, hasta los empleados del servicio, sindicatos, pasando por los secundarios, resto de partidos, toda la obra es una suplantación de los verdaderos actores de la farsa democrática: lobbys y bancos.

Las elecciones no son el espacio temporal donde se cuestionan las políticas de estado sino los intereses entre corporaciones, empresas y bancos. Todo el discurso político, todos los debates ideológicos, supuestamente diferentes que soportamos con este monstruo bipartidista son la defensa de distintos intereses financieros. El sistema de financiación de los partidos hace que la deuda contraída por estos con sus donantes genere en servidumbre y corrupción. Todos le deben dinero a los bancos y son estos quienes deciden quién sale al escenario y quién no.

La comedia, para su difusión, cuenta con la inestimable colaboración de los medios, que en estos días bombardean con una desinformación y aborregamiento sin precedentes. Da asco ver a sus más representativos periodistas convertidos en borrachos vomitando consignas, bien untados y maquillados.

Falta el público. Para que el sistema siga, para que la mentira continúe y consiga legitimidad es necesario que acuda a las urnas, tensionado o crispado, da igual, la cuestión es nutrirlo. El pueblo solo significa para ellos eso.

¿Habéis oído alguna vez a un político decir que los beneficios de los bancos son la miseria y esclavitud de casi todos? Pues vale, no compraré entrada, que esta comedia la veo cada cuatro años y ya va siendo hora que la representen sin figurantes.