En Junio pasado se conoció el informe Proyecto Internet Catalunya (PIC). Dirigido por el sociólogo Manuel Castells y la rectora de la UOC, Imma Tubella; en él se estudiaba el comportamiento del usuario de internet y sus repercusiones sociales. Las conclusiones daban para titulares de lo más sabrosos.
Lejos ya los años primeros donde se vaticinaban los más horrendos sufrimientos y desgarres sociales por el advenimiento de internet a nuestras vidas (aislamiento barra autismo, pérdida de la razón y de los amigos, aumento de peso, anacoretas con granos de tanto amor propio) los autores sentenciaban que "cuanto más autónoma es una persona más utiliza Internet y a su vez este uso refuerza su autonomía", que "el estudio ha verificado que las nuevas tecnologías no encierran a la gente en su casa sino que activan la sociabilidad", que "los internautas son más activos, tienen más amigos y menos depresiones" y así hasta una buena cantidad de dardos desmitificadores para alegría de los aficionados y desgracia de interesados agoreros. Parecidos resultados se dan con las últimas actualizaciones respecto a los niños y los videojuegos.
En un entorno tan cambiante como la red los datos pueden quedar desfasados en poco tiempo. La adaptación al nuevo medio se produce sin cámara de descompresión, nadie nos dijo ni nos dice cómo utilizar internet, cómo conducir por la autopista sin temor a conductores suicidas, baches como cráteres o bandoleros. La desconfianza que tiene buena parte de los usuarios y legos no extraña cuando, es cierto, las peores caras se muestran: fraudes, abusos, adicción.
Las generaciones más jóvenes son las más implicadas en el desarrollo y uso de internet. La diferencia con las mayores es casi extrema y para ninguna se planean medidas educativas que vayan más allá de cuestiones tecnológicas y de funcionamiento. La navegación en las escuelas sigue siendo escasa y el profesorado se pone al día en el mismo momento que el alumno o cuando se ve superado.
La necesidad de aprendizaje, de adaptación, de conocimiento de unas pautas básicas para que la búsqueda no se traduzca en perderse, que digital y humanidad sea un ritual y no un desbarre, era y es fundamental. Pero por ningún lado veo que nadie haga nada, sólo veo miedos, prohibiciones, de educación nada.
jueves, 14 de febrero de 2008
Digital y humano
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