La Plataforma "todoscontraelcanon" inició el pasado día 10 una campaña a través de internet y del correo electrónico para exigir a los partidos políticos, de cara a las próximas elecciones generales, que hagan explícita su postura respecto al canon digital. "Un millón y medio de firmas, un millón y medio de votos" es el eslogan.
Un día después el Pleno del Senado aprobó el proyecto de ley de Sociedad de la Información con una enmienda, respaldada por todos los grupos salvo el PSOE, que emplaza al Gobierno a eliminar el canon digital en el plazo de un año. El PP dice que aprobó la enmienda sin saber lo que votaba: ridículo, patético.
Quién llevó adelante esta propuesta fue el senador por Iniciativa per Catalunya Verds Jordi Guillot, que manifestó su sorpresa ante el hecho que esta "figura injusta e indiscriminada" no se sometiera a debate en esta ley en su paso por el Congreso. Propone "reformar la ley de propiedad intelectual y que el Senado mande un mensaje a la sociedad de que hemos tomado nota".
Un año es mucho tiempo, las elecciones del 9 de Marzo están a la vuelta de la esquina y los talibanes del copyright y la innombrable a la cabeza, la SGAE, no dudarán en apretar todos los resortes para que el feudal canon se imponga. En estos cuatro meses los políticos tendrán la oportunidad de decantarse en el tema, pero no lo harán.
Durante todos estos años hemos estado hablando de un nuevo poder, el poder del internauta, el poder de internet. El millón y medio de firmas contra el canon no es, ni debería ser, solamente una careta de modernidad y falsa toma de postura. Sé, que a la hora de votar, los ciudadanos que acuden a las urnas, satisfechos que se les tome en cuenta una vez cada cuatro años, se dejarán llevar por otras cuestiones sin duda más importantes. Resignado a que me la claven qué menos que escoger la jeta de la marioneta.
Aún así el envite está en la mesa. Nos han llamado y nos llaman ladrones (a todos, no sólo a los que se bajan música), los mismos que se llenan los bolsillos y amenazan el desarrollo de las nuevas tecnologías, los mismos que defienden una cultura sólo para estrellas bajo el paraguas de la propiedad intelectual. Cobrar por la posible comisión de un delito o falta es una aberración y eso es el canon, un abuso y un robo.
jueves, 13 de diciembre de 2007
Un millón y medio de votos
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