No voy a escribir sobre el significado político del secuestro de la revista El Jueves, lo han visto, oído y leído en todas partes y mi opinión no se distancia mucho de los que expresan su disgusto y perplejidad. De lo que quiero comentar es sobre lo alejada que está todavía el grueso de la sociedad de esto de internet y la ignorancia que demuestran gran parte de las instituciones.
Antes, cuando se retiraba un periódico o revista de los kioskos por orden gubernativa, el ejemplar se convertía en objeto de coleccionismo y de material para futuras exposiciones sobre lo duro que fue conseguir la libertad y la democracia. Hoy me imagino a los policías encargados del requise volver a sus cuarteles sin un solo ejemplar, y lo que ellos no saben, la portada y sus páginas interiores, multiplicadas hasta el infinito, publicadas en cientos de blogs. A las pocas horas de conocerse la noticia ya se podía descargar la revista completa en pdf y el dibujo corría por toda la red, red que no es local ni nacional, sino planetaria. Ponle puertas al campo Pepe, que entra aire y fresco.
Entre las medidas a ejecutar en el auto del juez destaca, por su sabor genuinamente Gutenberg, la toma del molde del dibujo en los talleres correspondientes. He aquí el quiz de la cuestión, estamos hablando y viviendo el fin de la era Gutenberg. Vale, el juez no tiene por que saberlo pero ¿no tiene nadie para asesorarle y decirle que ya no se hacen moldes y las impresiones se hacen en planchas a partir de archivos digitales?, ¿nadie para decirle que un dibujo que pasaría inadvertido para la mayoría, con su decisión, sólo conseguiría el efecto contrario y se convertiría en la mejor campaña de marketing viral de la joven historia de la internet española?, ¿y si estuviese todo estudiado y fuera una hábil maniobra con algún fin que se me escapa?, las declaraciones de la vicepresidenta Fernández de la Vega diciendo una cosa un día y la contraria 24 horas después dan que pensar.
En cualquier caso si lo que pretendían era dar un toque de advertencia se equivocan de pleno. Ya pueden ir a pedir consejo a Gobiernos como China, Cuba o Irán, expertos en el corte de la línea y en administrar las páginas que se pueden ver o no ver. O le dicen a Telefónica que cierre el chiringuito o se ponen a construir cárceles en cada esquina.
Les pongo la dirección de la revista que, después de clausurada, vuelve a ver la luz y con la abeja Maya de protagonista que, como saben, vive bajo el sol en un país multicolor.
jueves, 26 de julio de 2007
La censura en internet
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